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jueves, 20 de enero de 2011

No somos lo que comemos ...

... sino cuanto comemos!

La famosa frase: "La diferencia entre una medicina y un veneno es la dosis" también es aplicable a la comida.
Como ya he dicho varias veces en este blog, muchas sustancias habituales en los alimentos son perjudiciales (o están asociadas con ciertas patologias) a altas dosis, tomadas tanto de forma aguda como crónica.
Pero también hay que decir que el cuerpo humano, en general cualquier ser vivo, tiene mecanismos de defensa frente a agresiones externas. Todo ser vivo ha evolucionado en un mundo competitivo y, si aun sigue vivo es porque ha triunfado en esa competición. Es decir es capaz de defenderse frente a esas agresiones.
El problema es cuando superamos ese nivel de resistencia natural. Nivel, que se incrementa con el consumo habitual de esas sustancias ya que el organsmo se va adaptando.



Ejemplos de este tipo podrían ser la acrilamida que se forma en las patatas fritas, la multitud de sustancias cancerígenas que hay en los ahumados (sobre todo los naturales sin control exhaustivo), las grasas trans o los "nuevos" azúcares-alcoholes no metabolizables.



Pero es que además, otras tantas sustancias son necesarias a, más o menos, pequeñas dosis y pueden ser perjudiciales a altas dosis.
Ejemplos de este tipo serían la sal, el azúcar (glucosa), las vitaminas liposolubles (A,D, E) y algunos micro-nutrientes de tipo metálico (cinc, selenio, cobalto, etc).

También hay otro tipo de sustancias que sin ser necesarias nos hacen la vida un poco más grata y, aunque sean perjudiciales a altas dosis, no lo son a bajas dosis.
Ejemplos de este tipo podrían ser el alcohol y otro tipo de drogas, el glutamato , la sacarina y ....atención .... la gran mayoria de aditivos alimentarios.
Estos aditivos no son necesarios para el organismo pero sus efectos en la comida nos la hacen más cómoda o agradable. Algunos como los conservantes reducen un peligro aun mayor como una intoxicación alimentaria. Otros como los colorantes nos agradan a la vista. Otro como los espesantes nos agradan en boca. Y ninguno de ellos es perjudicial a las dosis reguladas por ley, ni a corto ni a largo plazo.

Por último, hay otro tipo de sustancias que son necesarias (esenciales) a bajas dosis pero que no son perjudiciales a altas dosis o al menos el organismo puede expulsarlas fácilmente por lo que no se vuelven perjudiciales.

Ejemplos de este tipo son las vitaminas hidrosolubles (grupo B y C), la mayoria de minerales y el agua. Este tipo de sustancias son el mayor chollo para los que quieren hacer negocio con las medias verdades en el mundo alimentario ya que al ser sustancias esenciales son necesarias pero puedes venderles por kilos ya que no producen efectos perjudicales.

El ejemplo de la vitamina C es paradigmático: la dosis diaria recomendada es de 65 mg. Las empresas farmaceuticas venden pastillas efervescentes de 1g, y te dicen que te tomes una al día para estar mejor. Unas 12 veces más de lo estrictamente necesario.
Pero no hay mayor problema, un gramo diario se expulsa por la orina fácilmente. Y por allí se va nuestro dinero. Así de simple!

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